lunes, 2 de diciembre de 2013

La mariposita que siempre me acompaña


Mi blog lleva poco más de un año y medio en funcionamiento, he escrito para varias de las personas más importantes en mi vida excepto para una que es, sin duda, mi mayor influencia en la vida junto con mi mamá.  La mitad de mi ADN fue su responsabilidad aunque la verdad parece que casi todo proviene de él, sí, mi papá. Hoy dos de diciembre es su cumpleaños, serían 79 años si la vida le hubiera permitido vencer el cáncer y continuar acá.

Hoy recuerdo las muchas veces que casi obligada debía llamarlo, y obligada no porque no lo quisiera sino porque era mi forma de protestar ante sus olvidos, ante su ausencia. Justamente 16 años después de su muerte, un oscuro y frío 10 de agosto –tal y como recuerdo los días en que la gente amada parte a esa otra dimensión tan desconocida y oscura para mí-, comprendo que su ausencia en realidad era su necesidad de procurar una vida mejor para sus hijos.

No acostumbro hablar mucho de él porque la verdad, es doloroso, aunque en este instante en que escribo veo que el dolor y la rabia que me quedó por muchas razones, una de ellas justamente por haberme dejado justo cuando lo encontré, se han ido, no hay nada más bonito que recordar con amor a aquellas personas que han pasado por nuestra vida y nos han enseñado mucho de lo que somos.

La historia comienza un 18 de Julio de 1975 justo el día en que nací (claro, esto es el relato de lo que me han contado), cuando él llevó a mi mama a la clínica y un día después fue a conocerme y a dormir con su nueva pequeña hija… creo que desde ese día hasta hoy se forjó un amor increiblemente inmenso que me hace recordar con lágrimas en los ojos esos días en que él llegaba a la casa y yo corría por las escaleras para que allí, ese hombre alto y guapo, el más bello que he visto, me recibiera entre sus brazos… recuerdo la espera de los domingos a las 7.30 AM cuando el teléfono sonaba y yo salía a contestar y escuchaba su voz.

Recuerdo su cabello crespo y canoso (casi como el mío hoy), sus anteojos que tanto quise tener de pequeña – y a los 17 llegaron a mi vida –, su boca bien formada y hermosa, como la mía. Hoy al verme al espejo debo reconocer que es mucho nuestro parecido físico y según mi mamá también nuestra personalidad, sí, soy aguerrida, fuerte, dominante, cortante y cuando hay que poner el límite a algo se le pone aunque duela … al toro por los cuernos! Dicen que los gustos no vienen en la información genética pero amo el hígado bien asado y nunca conviví tanto con él como para copiar ese comportamiento… simple y sencillamente de tal palo tal astilla!…

Cuenta la historia que mi nombre me lo puso él: María para tener algo en común con mi mama y Andrea porque a él le gustaba, y cómo me gusta mi nombre! No son muchos mis recuerdos con él… una tarde de armar un rompecabezas, las llamadas los domingos, mi deseo eterno de verlo con más frecuencia y sus brazos fuertes cargándome… Lo siguien una conversación en la que a mis 20 años me cuenta que está enfermo, luego, el cáncer que cambió su vida y la mía para siempre… la de él terminó, la mía continuó pero con muchas herencias.

Siempre he pensado que el cáncer es una enfermedad que a pesar de ser tan dolorosa nos brinda la oportunidad de despedirnos lo cual no ocurre con las muertes súbitas. Luego de un año y medio de lucha él simplemente comprendió que no había más que hacer así que me llamó para que … nos despidiéramos, ese día creo, sin duda, ha sido el más duro de mi vida porque era también nuestro último día juntos acá, en este plano terrenal. A él le prometí que no saldría de la Universidad pasara lo que pasara por eso llegué a ser bióloga… y hoy hasta maestra soy y... me preparo para el siguiente reto… siempre fui una estudiante brillante, por una sola razón: para él y por él… los grados me causan tristeza pero asisto a ellos porque a mi mamá la hacen muy feliz, siempre pienso en que hubiese querido verlo ahí con su traje y su corbata y con su bella sonrisa.

A ese hombre le debo también mucho de la fuerza que me acompaña, ese día, un día ruidoso y lleno de gente, en fiestas en Ibagué, él me dijo que el día que se muriera yo iba a sentir el doble de fuerza con la que venía de fábrica… como decimos en Colombia: esa berraquera que lo hace a uno no dejarse hundir en el lodo! Y sí realmente así fue y así es… hasta hoy no me he dejado vencer a pesar de los instantes (que pueden ser años) inmensamente difíciles.

Después de su muerte comencé a ver mariposas que en ciertos momentos caminaban a mi lado y comprendí que él continuaba a mi lado, hoy hasta peleo con él por no estar… por no haberme permitido celebrar un grado a su lado o un día del padre como me hubiera gustado, por no poder decirle hoy que lo espero en esta mi nueva casa tal y como espero en 21 días a mi mamá. Lo bonito es que las mariposas no me abandonan, ahora en mi nueva casa las veo volar a través de la ventana y me siento llena de alegría porque sé que él nunca me ha abandonado… por eso hoy quise escribir para él … mi hombre adorado, amado, el más importante ayer, hoy y siempre.

Feliz cumpleaños pa… 

2 comentarios:

  1. �� que bonito amiga. Cada palabra me llevo a esos momentos, que compartimos juntas, que epocas! El y yo estamos orgullosos de ti. Te quiero amiga.

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    1. Gracias mi Moni bonita... yo también te quiero y gracias por continuar, como él, caminando a mi lado!!!

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